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¿CÓMO RECONOCER A UN DEPENDIENTE EMOCIONAL?

24 octubre, 2018 carmen AUTOESTIMA

La dependencia emocional es un problema muy poco tratado y conocido entre personas no profesionales de la salud mental.

Es imprescindible diferenciar la dependencia emocional del apego ansioso, la personalidad autodestructiva, la codependencia, la sociotropía y del Trastorno de la personalidad por dependencia.

La dependencia emocional es una exageración patológica del conjunto de comportamientos y actitudes de cualquier persona en el contexto de sus relaciones de pareja. Lo que diferencia la relación de pareja de una persona “sana”  de la de una dependiente emocional es únicamente la magnitud de todos sus sentimientos y comportamientos implicados.

Los dependientes emocionales son personas que habitualmente están en pareja, en relaciones largas y muchas veces con la misma persona. Aunque hay veces que existen “relaciones de prueba”, citas de fin de semana y poco más. Normalmente estas citas se dan al finalizar de manera traumática un matrimonio o un noviazgo muy prolongado. El objetivo de estas citas, que las definimos como  “relaciones de transición”, es mitigar el inmenso dolor de la ruptura y sobre todo de la soledad y servir de puente bien para la reconciliación con la anterior pareja o bien para la búsqueda de una nueva.

FASES DE LAS RELACIONES DE PAREJA DE LOS DEPENDIENTES EMOCIONALES

A continuación les explicamos el ciclo que se produce dentro de las relaciones de pareja de los dependientes emocionales (no tiene por qué producirse siguiendo todas las fases).

1.- FASE DE EUFORIA

Ilusión desmedida. Por fin he encontrado la persona idónea, mi salvadora, la que me va a liberar de la soledad, y sobre todo, de mi malestar emocional. La euforia es tal que suele ser de los pocos periodos de la vida de los dependientes que son verdaderamente felices.  A medida que van conociendo más a la otra persona, manifiestan su admiración, su fascinación y comienza su estrategia de sumisión y de entrega excesiva.  Esta subordinación y entrega tan prematuras sentaran las bases de la futura relación, si es que finalmente se produce. Desde las primeras citas, el dependiente emocional comenzará a tener fantasías, a imaginarse que se compromete con la otra persona de por vida, que se encuentra en el amor eterno y que escapa de su triste realidad. Hay que tener en cuenta que todo esto ocurrirá solo si la persona elegida por el dependiente emocional es la “adecuada”. Es decir una persona que encuentre de su gusto la admiración injustificada, la entrega absoluta y la autoanulación. Los dependientes emocionales descartaran, a aquellas personas que les parezcan “aburridas” debido a su “normalidad”.

2.- FASE DE SUBORDINACIÓN

Transcurren los meses y la relación ya es un hecho. La duración de esta fase es muy variable, desde breve hasta prolongada.  El dependiente emocional ha mostrado toda su fascinación y entrega total y la otra persona la ha recibido gustosa. Este es el marco de la segunda etapa; la consolidación de los roles dominante-subordinado. Es importante destacar que esta asunción de roles se produce por iniciativa de ambos, al tratarse de papeles complementarios se potencian mutuamente. No es que la otra persona le obligue a someterse, es que ambos se prestan a “jugar a este juego”. Para el dependiente emocional la subordinación es la estrategia para satisfacer a la pareja, para evitar la ruptura y para expresar su enorme necesidad de idealizarla. Durante esta fase ambos se afianzas cada vez más en sus roles.

3.-FASE DE DETERIORO

Esta fase suele ser siempre muy larga y supone un punto de referencia para reconocer a un dependiente emocional.  La gran diferencia entre esta fase y la anterior es que el dependiente emocional sufre.  Digamos que hasta la fase anterior estaba actuando por iniciativa propia y convencimiento, pero ahora la situación le desborda. La dominación y la explotación de la otra persona es tal que sufre burlas, vejaciones o malos tratos; y esto es algo muy superior a lo que estaba dispuesto cuando se propuso entregarse del todo a esa persona que cada vez es más narcisista, más explotador/a y se sabe más seguro/a de que el dependiente emocional no va a romper la relación. Es en esta etapa donde se produce el mayor daño a la autoestima del dependiente emocional, frágil de por sÍ, debido al sometimiento continuo y la autoanulación prolongada. Creer que uno realmente no importa y que es la pareja la única persona a tener en cuenta, acentúa todavía más el autodesprecio y la falta de amor propio del dependiente emocional.

4.- FASE DE RUPTURA Y SÍNDROME DE ABSTINENCIA

La decisión de romper la toma el “explotador/a”, contra todo pronóstico. Y lo hace porque su desprecio hacia el dependiente emocional es tal que no le soporta. En muchas ocasiones el narcisista encuentra a otra persona. A veces lo también ocurre es que se produce un estancamiento en la fase de deterioro, de manera que ninguna de las dos partes rompiera la relación, a pesar de las constantes amenazas y de los muchos intentos.  Esta situación puede durar años. Lo menos frecuente es que sea de dependiente emocional el que le ponga fin, por muy estresante y patológico que parezca.

Tras la ruptura, el dependiente emocional luchará por reanudar la relación. Estos intentos por recuperar a la pareja duraran mientras el dependiente no tenga otra pareja. La mezcla entre la soledad y el dolor por la ruptura, y los intentos por retomar la relación es el síndrome de abstinencia: intentos persistentes de regresar con la persona, por querer verla, hablar con ella, tener noticias suyas, etc.  cuanto más contacto tenga, mayores esperanzas aunque sean sin fundamento tendrá el dependiente de la soñada reconciliación. Si la otra persona decide volver con el dependiente emocional, regresaríamos de inmediato a la fase anterior. 

5.- FASE DE RELACIONES DE TRANSICIÓN

Estas relaciones son totalmente diferentes.  No hay sumisión, ni admiración, ni necesidad excesiva del otro.  Son más bien frías y sin pasión.  El dependiente las tiene hasta que vuelva a encontrar a alguien “apropiado”.  También existe la posibilidad de que en lugar de iniciarse en una relación de transición, el dependiente, se apoye excesivamente en sus amistades, a las que muy probablemente antes tenía abandonadas  por su obsesión por la otra persona. 

6.- FASE DE RECOMIENZO DEL CICLO

Tras la ruptura, el síndrome de abstinencia y las eventuales relaciones de transición, el dependiente emocional encuentra a otra persona que reúne las características pertinentes (frialdad, distanciamiento, egolatría, etc.). Cuesta comprender cómo el dependiente ha soportado tantas cosas, supuestamente por el amor de su vida, y cómo de repente se olvida de éste para centrarse única y exclusivamente en la nueva relación. También podemos ver a un dependiente emocional con un síndrome de abstinencia muy prolongado, sumido en una depresión que no le de fuerzas para iniciar otras relaciones. 

El paso tan súbito de amores obsesivos es la prueba de que los dependientes emocionales, no están verdaderamente enamorados de sus parejas, sino necesitados de ellas. Es decir, sus parejas son totalmente circunstanciales y mientras reúnan las características precisas para llenar su vacío, serán el objeto de su necesidad. Esta es la gran diferencia con las relaciones de parejas sanas, en las que existe un vínculo específico y recíproco.

 Si te ves reflejado/a en algunos de los comportamientos descritos anteriormente pide ayuda psicológica, la dependencia emocional se trabaja en terapia con muy buenos resultados encontrando la persona dependiente emocional muchos beneficios, armonía y bienestar.

 

 

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