¿Entras en bucle con facilidad?…Si es así; no eres el único, ni la única. Cada vez es más creciente el número de personas que piensan demasiado, impidiendose a sí mismas el desarrollo de una vida satisfactoria.
UN PENSAMIENTO EXCESIVO AGOTA A CUALQUIERA
Pensar está muy bien. Vivir una vida racional y positiva es una de las mejores cosas que nos puede ocurrir. Tener un pensamiento positivo te conduce a tener una emoción positiva. Sin embargo, a veces, nuestra mente se queda dándole vueltas a nuestros pensamientos inútilmente produciendo sentimientos negativos y se cae en un “bucle” que no conduce a ningún sitio “sano”.
Todo comienza con una pequeña idea o problema, que pasa a generar más y más preguntas, nuevas relaciones de ideas, todas con el mismo denominador común, problemático y lleno de temores, que generan otros pensamientos negativos que se expanden, crecen y acaban por apoderarse de TODO el espacio de nuestras MENTES. El resultado es agotador. Lejos de encontrar respuestas o soluciones válidas, acabamos en un callejón sin salida, presos y presas de sentimientos de victimismo: “no me merezco que me traten así”, “no sirvo para nada”, “no le importo a nadie”, etc., pensamientos ansiosos: “me van a despedir”, “me va a dejar”, y pensamientos depresivos: “mi vida no vale nada.
El pensamiento excesivo resulta nocivo porque afecta a nuestra capacidad para obtener respuestas y soluciones a nuestros problemas. Produce una desmotivación y genera nuevos problemas, nos bloquea y puede llegar a arruinar nuestra salud física y emocional.
¿CÓMO LIBERARME DEL HÁBITO DE PENSAR DEMASIADO?
1. Comprende que el pensamiento excesivo es tu enemigo. El primer paso hacia la liberación consiste en romper ataduras. Observa tus pensamientos y aprende a detectar cuando empiezan a rumiarse de una manera inútil y cansina. El pensamiento excesivo, repetitivo y absorbente te hace perder el control de tus pensamientos y en consecuencia de tus emociones.
2. Tómate un respiro. Respira profundamente y dedícate a otra cosa. Cambia de actividad o inicia una actividad que te distraiga y te resulte agradable: sal a pasear, haz deporte, llama por teléfono a algún amigo y deja que te de conversación (no le cuentes tu “rollo”).
3. Se firme. Presta atención y proponte para el pensamiento de una manera contundente y asertiva. En cuanto detectes este pensamiento circular y corrosivo muestra tu autoridad de una manera contundente, como lo harías con un niño pequeño. Puedes decirte, “Basta ya!” o ¡Para! en voz alta, o dar una palmada seca mientras mentalmente te dices ¡Para ya!.
4. Anótalo en tu agenda. Cuando observes que tu pensamiento es circular, inútil y agotador, o simplemente no es el momento para dedicarte a ello, haz un hueco en tu agenda para tratarlo en el momento oportuno y en las condiciones adecuadas. Sería algo así como decirte: ahora no tengo tiempo para dedicarme a pensar esto, lo haré cuando llegue a casa esta tarde. No se trata de ignorar o evadir los problemas, sino de afrontarlos de una manera eficaz y en las mejores circunstancias. Eso si, si al llegar a casa el pensamiento se vuelve excesivo: páralo, volviendo al punto 1.
5. Delega tus preocupaciones. Si no depende de ti, hazte a un lado y dejas los problemas en manos de quien dependa.
6. Escribe un diario. Anotar tus pensamientos te ayuda a organizarlos y sobretodo a comprender más tarde tus errores de planteamiento, tus tendencias nocivas y tus miedos.Y por último…descubre lo que te gusta y úsalo para cargarte de energía y alimentar tu autoestima. Busca actividades que te proporcionen emociones positivas y ¡HAZLAS TODAS LAS VECES QUE QUIERAS!