Hay dos momentos al año en el que nos solemos fijar nuestros objetivos. Uno es en “Año Nuevo” y otro es septiembre. Para muchas personas el año nuevo comienza en septiembre. Así que, como acabamos de entrar en el esperanzador septiembre y tal vez te encuentres en la labor de marcarte tus metas, espero que este post te sirva como guía para fijarte unos objetivos que te lleven a ganar siempre.
Sin embargo antes de comenzar a trabajar en tus objetivos, te voy a ofrecer una reflexión previa que puede resultarte de gran ayuda para que, los objetivos que te vayas a plantear sean propios, auténticos, y surjan de tus necesidades y deseos más profundos, a fin de que te inspiren y motiven para lograrlos con mayor facilidad.
Para comenzar esta reflexión, voy a hacer referencia al post que publiqué la semana pasada “¿ Quién decide el guión de tu vida?” para recordad que el Guión de Vida nos puede servir de gran ayuda a la hora de comprender la razón por la que hay personas que se fijan unos objetivos que generalmente terminan cumpliendo y les hacen sentirse ganadores; por qué otras personas apenas tienen objetivos y pasan por la vida con una cierta inercia, y no se sienten ni ganadores ni perdedores; y por qué hay otras que se fijan objetivos que normalmente no cumplen o bien están continuamente fijándolos cada vez más altos, y viven en un estado de insatisfacción y frustración permanente que les lleva a sentirse perdedores.
A la forma de actuar de estos tres grupos de comportamientos es lo que se denomina como guiones ganadores, guiones no ganadores y guiones perdedores.
Eric Berne, el creador de estos conceptos nos viene a decir que, debido a nuestra educación, determinada por un contexto específico y llena de referencias familiares, hemos ido adoptando una particular visión de la vida y de nosotros mismos.
Esta forma de percibirnos a nosotros mismos, tal y como vimos la semana pasada, es lo que constituye nuestro guión o argumento de vida que, de forma no consciente, nuestra familia ha concebido para cada uno de nosotros. Dicho guión, a su vez es la causa de que todos nuestros comportamientos y acciones vayan en la dirección de justificar o de dar validez a ese mismo guión de vida. Y de hecho, es tan poderoso que terminamos filtrando los hechos que lo desmientan y nos quedamos con aquellos que lo confirman
Te preguntarás ¿y qué tiene que ver esto con la fijación de objetivos? La respuesta es que si logras identificar el “guión de vida” que tú estás siguiendo, y comprendes que no te gusta porque no te hace sentirte todo lo feliz que tu deseas, siempre tendrás la posibilidad de cambiarlo por un “plan de vida” de tu propia elección.
La cuestión es que para poder cambiar algo, primero hay que conocerlo.
Para ayudarte a que puedas identificar cuál es el guión que tú estás representando en la vida, te voy a hacer un resumen de los tres guiones que, según el Análisis Transaccional, determinan nuestro éxito o fracaso en la vida:
1.- Guiones Perdedores: las personas que viven este guión, tienen una imagen tan negativa de sus vidas, de ellos mismos y de su entorno, que se sabotean inconscientemente. No llevan a buen puerto los proyectos que se han fijado, o bien se fijan compulsivamente objetivos demasiado elevados y no disfrutan de su éxito. Ejemplos:
- Personas que se han propuesto llegar a un nivel mayor dentro de la jerarquía de su empresa, pero realizan operaciones dudosas, que ponen en peligro su meta, y como consecuencia de ello terminan siendo despedidas.
- Personas que ganan un premio importante en la lotería y se lo gastan todo en dos años, llegando incluso a contraer deudas.
- Personas que llegan a tener un gran estatus social y económico, pero tienen tal nivel de estrés que no aprovechan su buena situación, y no disfrutan ni saborean su éxito.
2.- Guiones no ganadores: son el tipo de personas que dicen que van tirando… y se consideran más bien felices. Llevan una vida “normal” y se caracterizan por obtener logros parciales, nunca totales. No les gusta correr riesgos, su vida suele estar carente de excitación, y se consideran privilegiados comparados con otros que tienen menos suerte. Ejemplos:
- Personas que tienen un oficio o profesión pero su deseo más profundo sería el tener otro más elevado: maestros que les gustaría ser catedráticos, o ATS que les gustaría ser médicos, también quien se conforma con un puesto de trabajo mal remunerado por no salir de su ciudad o de su país, o también personas con vocaciones, o artistas que viven frustrados en trabajos que no les realizan, etc.
- Personas que en general dicen “Esto es mejor que nada”.
3.- Guiones ganadores: son las personas que se sienten muy satisfechas con su vida, porque es equilibrada, disfrutan cada momento y sonríen. Les gusta su trabajo, tienen aficiones que les apasionan y tienen buenos amigos. En general, reciben signos de reconocimiento positivo y alcanzan todas las metas que se proponen. Estas personas también tienen problemas, lo que ocurre es que utilizan sus recursos internos para aportar las soluciones adecuadas. Ejemplos:
- Personas que son felices aunque no ganen grandes fortunas, ya que aprecian su vida y se aceptan tal y como son, felizmente, todo reside en el grado de satisfacción de la persona.
- Personas que incluso pueden haber hecho voto de pobreza, castidad o ser humildes, y sentirse más felices que cualquier millonario estresado por la gestión de su fortuna.
Ahora que conoces los guiones con los que actuamos en la vida, sería bueno que reflexionases sobre cuál de ellos es con el que más te identificas. De esta manera, podrás tomar conciencia para no repetir los mismos comportamientos que te han ido llevando a resultados perdedores o no ganadores.
Y aunque es difícil modificar una personalidad, pues se fundamenta en creencias muy arraigadas, siempre es posible el cambio, si tomas conciencia de ellas y si deseas liberarte de las limitaciones a las que te someten. Para hacer este trabajo es de gran ayuda la psicoterapia, el psicólogo te ayuda a transformar creencias limitantes en creencias potenciadoras que sirven para redirigir tu vida y llevarla hasta la situación ideal en la que te gustaría encontrarte.
Precisamente, esto es en lo que se sustenta la famosa cita de Henry Ford que dice: “Tanto si crees que puedes hacerlo, como si crees que no puedes, tendrás razón”.
El escenario quedó iluminado, el atrezzo estaba en su sitio colocado. El asistente repartió los papeles y leyó por encima el guión. Estaba preparado para hacer lo que fuese por salir en escena, ya veríamos si parte del guión escrito no tendría que improvisarlo por su recurrente mala memoria. El caso es que ya estaba allí, los focos le iluminaban, y algo tenía que decir. Así que, cargó sus pulmones y soltó lo que llevaba dentro como si estuviese escupiendo fuego…