Ya está aquí San Valentín, y a mucha gente le entra nostalgia, sobre todo si se encuentran sin pareja en este momento.
Desde “Quítate el miedo y sonríe” te propongo diferentes soluciones para que afrontes el día de San Valentín en solitario y con una sonrisa. Estas indicaciones son válidas tanto si te afecta estar sin pareja en esta fecha como si no, puesto que son actividades que puedes realizar en cualquier momento.
Pasar un 14 de febrero solo no tiene por qué ser una experiencia traumática ni mucho menos, todo lo contrario… es la excusa perfecta para dedicarse a uno a mismo y a los amigos. Nos negamos a dejarnos invadir por la melancolía!
Si la situación de no tener pareja te afecta, trata de no deprimirte. Existen multitud de planes que puedes hacer sin estar con nadie. Una buena idea para pasar el día de San Valentín en compañía es coger tu agenda de teléfono. Llama y localiza a todos tus amigos que estén solteros también. Seguro que salir a cenar y o tomar una copa te ayuda a pasar este día sin darle más vueltas en tu cabeza. No te quedes en casa esperando a que suene el teléfono. En la vida en general debes tener una actitud positiva y proactiva. Toma tú la iniciativa. Busca lo que necesitas cuando lo necesitas. Si no consigues quedar con nadie, sal a la calle. Pasear o ir al cine te servirán a olvidar que es San Valentín.
Si decides quedarte en casa, puedes alquilar una buena película; pero mejor que no sea del género romántico. Puedes pedir comida para que te la traigan a casa y pasar un día muy tranquilo. Aunque también tienes la opción de buscar alguna actividad más productiva como acabar con algún asunto pendiente (tareas domésticas, estudios, laboral…) o incluso aprovechar para seguir con la lectura de un buen libro.
Trata de mantenerte ocupado para pasar lo mejor posible este día.
Si ninguno de estos consejos te sirve, siempre te queda la opción de organizar un buen plan para el domingo temprano, eso hará que te vayas a la cama pronto y motivado restándole importancia al día de San Valentín.
Recuerda que la realidad no es ni buena ni mala, ni mejor ni peor. Es la interpretación que hacemos de esa realidad la que nos afecta.