En el post de hace unos días os hablaba de las emociones y de su repercusión en nuestro bienestar. Generalmente distinguimos entre emociones positivas y negativas, y lo cierto es que todas las emociones son positivas porque todas, las buenas y las malas, son el feedback que nuestro cuerpo nos da. Las emociones son los indicadores naturales para saber si vamos por el buen camino o si por el contrario nos estamos equivocando y tenemos que cambiar nuestro comportamiento.
¿ QUÉ ESTÁ PASANDO CUANDO ME SIENTO FRUSTADO, RECHAZADO, IMPOTENTE…?
A continuación os voy a explicar la función que cumplen estas emociones y otras que también llamamos emociones negativas:
- Frustración: Tal vez hay signos de que no estoy consiguiendo lo que quiero, deseo o necesito.
- Rechazo: Puedo estar siendo juzgado negativamente (o no apreciado) por alguien importante para mi y deba ponerle remedio.
- Vergüenza: Quizá mi comportamiento puede ser interpretado de forma que se obtenga una imagen publica de mi errónea o negativa.
- Impotencia: Es posible que no esté en mis manos lograr eso que deseo y puede que sea mejor abandonar.
- Incompetencia: Quizá no tenga los recursos y/o habilidades necesarias para realizar esta tarea en este momento.
- Inseguridad: Puede que las cosas sean difíciles o haya obstáculos, y hay que evitar confiarse o tal vez desistir.
Ahora que ya sabes que sentirse frustrado, impotente o rechazado tiene un por qué y un para qué, os aconsejo que cuando os sintáis así, dediquéis unos minutos a pensar qué es lo que te provoca esta emoción, qué ha cambiado, cómo estoy valorando el cambio y ACTUAR!!
Sé un excelente gestor de tus emociones y consigue que las emociones negativas te sirvan como fuente de inspiración para tu mejora personal en lugar de cómo un freno.
Como dijo Daniel Goleman, escritor del libro: “Inteligencia emocional”: “Las lecciones emocionales, incluso los hábitos más profundamente incorporados del corazón, aprendidos en la infancia, pueden transformarse. El aprendizaje emocional dura toda la vida”