Aunque parezca increíble podemos aprender a ser infelices. Creer que no puedes hacer nada para sustituir tu malestar es posible; te explicaré cómo alguien puede permanecer en un estado de infelicidad constante.
Durante lo s años 70, Martin Seligman, desarrolló una interesante teoría que explica lo que en Psicología se denomina Indefensión Aprendida.
¿Qué es la Indefensión Aprendida?
Es la condición de una persona que ha aprendido a comportarse pasivamente, sin poder hacer nada y que no responde a pesar de que existan oportunidades para ayudarse a sí mismo. La persona tiene la percepción de ausencia de control sobre el resultado de una situación. De alguna manera viene a expresar, una frase que seguramente todos, hemos usado en algún momento: “ Qué más dá…haga lo que haga, nada va a cambiar.”
A esta impotencia se llega cuando las personas dejan de encontrar una relación causal entre sus conductas y las consecuencias de las mismas. Por una cuestión de sentido evolutivo adaptativo, las personas eliminamos de nuestro repertorio aquellas conductas que han conducido a una consecuencia insatisfactoria, mientras que aumenta aquellas que conducen a la satisfacción. Es un proceso elemental pero de importancia clave para la supervivencia.
Justamente es este proceso tan básico, el que se “enferma”, en la Indefensión.
“ Alicia, mujer de 23 años, acude a consulta porque dice sentirse triste, sin ganas de nada. No le motiva su trabajo como azafata los fines de semana, ni la relación que mantiene con su chico desde hace dos años, ni si quiera su Alicia, padece un desorden bipolar no tratado adecuadamente y que por consecuencia, se ha comportado y se comporta de manera errática respecto de los límites que impone. Asi, independientemente de la conducta de Alicia, su padre, se muestra amable y comprensivo cuando se encuentra en un periodo de estabilidad, reforzando incluso, comportamientos inadecuados. Sin embargo, cuando su padre entra en crisis, este actúa excesivamente rígido y castigador, llegando hasta la aplicación de castigos, sin que Alicia lo merezca.”
Está claro, que este sistema arbitrario en el que los premios y castigos que Alicia ha recibido toda su vida no se corresponden con sus conductas ha sido la semilla para que muchos años después, Alicia se sienta triste, desmotivada, frustrada e incluso puede que los síntomas deriven en depresión.
¿Cómo tratar la Indefensión?
El objetivo es “curar” la desesperanza. Entrenar con la persona para que recupere un esquema válido de funcionamiento que vincule nuevamente el comportamiento con sus consecuencias importantes.