Se entiende como “miembro fantasma” las sensaciones que presentan las personas sometidas a amputaciones de extremidades. Se cree que este mal afecta a alrededor del 60% de los amputados.
Hay que aclarar que “miembro fantasma” y “dolor fantasma” son cosas distintas:
Miembro fantasma: no existe ninguna sensación dolorosa en el miembro amputado. Es un término que se usa para designar las sensaciones presentes en una extremidad después de su amputación. Es la sensación consciente del miembro perdido.
Dolor fantasma: es la sensación dolorosa, que ocurre después de una amputación, referida a la parte en que se encontraba la extremidad o en que se encuentra el muñón que sobresale. Dolor fantasma es la sensación dolorosa referida a la parte del cuerpo perdida. El dolor se expresaría siempre desde el punto de vista de “una sensación desagradable” y es claramente distinto del dolor de la cicatriz.
En términos de Terapias para el dolor crónico tras una amputación no hemos avanzado mucho desde la Primera Guerra Mundial. Se cree que el dolor del miembro fantasma es una consecuencia de cómo el sistema nervioso se adapta a los nervios dañados y a la pérdida de una extremidad. Sin embargo parece que la tecnología ha dado con la solución.
Prótesis biónicas para personas amputadas
La Universidad Case Western Reserve (Ohio, EE UU) ha conseguido la recuperación de la sensación del tacto y la desaparición del dolor fantasma en dos pacientes amputados mediante la implantación de prototipos de manos biónicas. El dolor fantasma desapareció casi completamente al recuperar la sensación de tacto, algo que con las otras prótesis biónicas no sucedía.
El avance científico se basa en los equipos electrónicos y el software que transmite las señales de la prótesis al cerebro. Existen unos electrodos que detectan la presión que ejerce el objeto al contacto con la prótesis. Esta información es enviada al cerebro convertida en impulsos eléctricos, gracias a unos algoritmos diseñados por los investigadores y que también permiten conocer la ubicación de los objetos. El logro es tan preciso que a uno de los pacientes, el algodón siempre le había provocado escalofríos y después de tocar a ciegas una bola de este material con la prótesis notó como se le erizaba el vello. Sorprendente.
Aseguran que el objetivo de la investigación no es solo restaurar la funcionalidad, sino que los amputados puedan construir una reconexión con el mundo.
Una alternativa de futuro
Debido a la mejora continua de los pacientes y la prolongación de los efectos de la prótesis en el tiempo, los investigadores tienen la esperanza de que el método pueda ser usado de por vida e implantarse a gran escala en un plazo de cinco años. Además se valora la posibilidad que esta tecnología también podría ser utilizada en prótesis de piernas para que reconozcan diferentes tipos de suelo y se adapten a superficies irregulares.